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23/3/20

BIOGRAFÍA DE BENITO PÉREZ GALDÓS.

Es el novelista más popular, más leído, más prolífico y más dotado de su época: un gigante que cubre con su obra cien años de la historia de España.
Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. Siempre fue un niño reservado, interesado por la música, los libros y la pintura. A pesar de recibir una educación rígida y religiosa, Galdós se decantó por el liberalismo y él mismo se definió como progresista anticlerical. A los diecinueve años decidió estudiar Derecho y se trasladó a Madrid, ciudad de la que habría de ser el más ávido y profundo observador. Las calles de esta urbe y sus gentes fueron reflejadas en gran parte de su obra. En esta ciudad entró en contacto con el krausismo de Francisco Giner de los Ríos, que fue su mentor. Leyó con voracidad a los novelistas del Realismo europeo, aunque su mayor devoción se dirige especialmente a Cervantes.
Posteriormente, en 1868, viajó a París, hecho que le permitió descubrir a los grandes novelistas franceses. Cuando regresó a España, tradujo a Dickens, escribió teatro y, por fin, en 1870 se decidió a publicar sus primeras novelas. Su éxito como novelista se vio complementado con su faceta política y con su carácter metódico y sobrio. Trabajó como articulista para "La Nación "y empezó la redacción de los Episodios Nacionales. Llegó a ser diputado en tres ocasiones: la primera vez, con el Partido Liberal de Sagasta, aunque nunca pronunció un discurso; y en las otras dos ocasiones representó a las fuerzas republicanas. En esta etapa, Galdós publica novelas como: Doña perfecta (1876), La familia de León Roch (1878) y más tarde: Fortunata y Jacinta (1887), Miau (1888) y Tristana (1892).
A pesar de que nunca se casó, tuvo una hija con Elena Cobián y también se le conoce por mantener una relación amorosa con la artista Concha Morell y Emilia Pardo Bazán. En 1889, fue elegido miembro de la Real Academia Española, a pesar de la oposición católica. Posteriormente, en 1890 y 1891 fue elegido diputado en Puerto Rico y en 1907 fue elegido representante de las fuerzas republicanas; en 1909, fue junto a Pablo Iglesias, jefe de la coalición republicano-socialista, pero pronto abandonó la política para seguir dedicado de lleno a su ingente labor literaria. Los últimos años de su vida fueron desgraciados, puesto que sufrió grandes dificultades económicas, perdió la vista e incluso fue atacado por sectores reaccionarios que llegaron a boicotear su candidatura al premio Nobel.
Don Benito vivió los últimos años de su vida, «pobre, enfermo y solo» en el hotel de su sobrino, José Hurtado de Mendoza. «Y nadie mejor que yo lo sabe, pues he sido testigo de ellos, y no pocas veces he compartido con el maestro la terrible amargura de su soledad», contaba el poeta Marciano Zurita, uno de los más destacados representantes del Modernismo español y colaborador habitual de ABC y «Blanco y Negro».
El mayor genio de la literatura realista del siglo XIX murió casi sin dinero en aquella casa mudéjar de la calle Hilarión Eslava de Madrid. «Mientras más libros vendo –dijo en una ocasión–, menos dinero gano. Voy a ser el único editor que se haya arruinado a fuerza de vender muchas ediciones». 
La madrugada del 4 de enero de 1920, los familiares de Galdós escucharon un grito angustioso que rompió el silencio del hogar.
Su féretro fue acompañado, desde el Ayuntamiento, hasta el cementerio de la Almudena, por más de 20.000 ciudadanos. El cariño que le profesaron los españoles fue enorme. «Madrileños, ha muerto Galdós, el genio que llenó de gloria la literatura de su tiempo con las asombrosas creaciones de su pluma», dijo el alcalde de Madrid, Don Luis Garrido Juaristi, el día de su entierro.
Por allí pasaron los hermanos Quintero, Jacinto Benavente, Miguel Echegaray, ministros, concejales, alcaldes y presidentes de las principales asociaciones literarias del país, mientras que el Rey Alfonso XIII, en cuanto tuvo conocimiento de la trágica noticia, firmó un decreto por el que el Estado correría con todos los gastos y se le concederían los mismos honores que el poeta Campoamor.
«Al alborear la aurora de ayer cayó a los pies de la muerte, frío y tenso, el cuerpo gigante del glorioso patriarca. Ya sus ojos descansan para siempre en la sombra, y su alma, en el misterio. Ya se cerró su boca que tan poco habló y se crispó su mano formidable, que de tantas maravillas fue creadora», escribía en ABC, Zurita, el mismo del que nació la idea de aquella estatua en el Parque del Retiro, que tanto le emocionó al escritor, en las tertulias que pasaba en la alcoba de Galdós, junto al escultor Victorio Macho, el cronista Mariano Ramírez Ángel y los hermanos Quintero.

Incluimos este interesante podcast del entierro de Benito Pérez Galdós:


https://www.ondacero.es/programas/mas-de-uno/la-cultureta/entierro-benito-perez- galdos_202001105e1852b50cf2fdc5d0cff1c9.html